Todo comienza con un mensaje de un compañero del grupo indicando que, un día, podíamos animarnos a subir a Canfranc desde Zaragoza en el tren conocido popularmente como “El Canfranero“, disfrutando del paisaje para poder visitar y fotografiar la monumental estación de ferrocarril de Canfranc y sus alrededores.
Aprovechando la reciente ola de frío y las copiosas nevadas en el Pirineo pensamos que podía ser una buena oportunidad de hacerlo ya, incluso aunque no se animara mucha gente debido a las bajas temperaturas y, principalmente, a la larga duración del viaje, más de 3 horas y media de ida y otro tanto de vuelta. No sabíamos lo que decíamos y no pensábamos en ningún momento que pudiese convertirse en una salida tan popular.